Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales, se ha convertido en una especie de asesor de los mandamases del país, en la ausencia de voceros “inteligentes” capaces de interpretar la política de la derecha radicalizada.
En sus entrevistas sobre la elección de Kast como presidente, Peña opinó que el gran fracaso del “progresismo” ha sido consecuencia de un error garrafal hecho por Gabriel Boric y el Frente Amplio durante los dos primeros años de su gobierno, es decir, durante los dos años después del rechazo de la nueva constitución el día 4 de septiembre 2022.
Ese error, según Carlos Peña, fue que el gobierno imponía, o mal interpretaba, medidas “en nombre” de la mayoría de la población cuando, de verdad, esa mayoría quería otras cosas.
Es decir, que se proponía derechos particulares para las
minorías del país, cuando la
mayoría quería medidas universales contra la inseguridad, contra la “ola” de migración y en pro del crecimiento económico sin tocar “sus” ingresos.
Es más, Peña opinaba que la rebelión de octubre 2019 no fue una rebelión contra el neoliberalismo en sí, sino contra un neoliberalismo que no entregaba lo comprometido.
Kast, por otro lado, ganó la elección porque garantiza medidas contra la inseguridad, contra los migrantes y una economía que crezca. Es decir, promete un neoliberalismo que SÍ va a entregar lo comprometido.
En otras palabras, opina Peña, la mayoría de la población (el 60% que no votó por Jeannette Jara), quiere más, y no menos, neoliberalismo. Es decir, quiere “con mi plata – NO” en el de gobierno.
Ahora bien, esa fe en el neoliberalismo parece difícil entender cuando los mismos poderes y empresarios de muchos países han señalado que la austeridad neoliberal, es decir, cortar los costos de la producción fue uno de sus pilares centrales. En decir, que el neoliberalismo quiere recortar los ingresos de la mayoría con el propósito de aumentar los ingresos de unos pocos.
Gran parte de la clase trabajadora no entiende “ni J” de esa estrategia, porque no tiene organización y por ende no tiene cómo ver la diferencia entre la mentira y la verdad. Así las cosas, los medios del sistema han logrado llenar sus cabezas con mentiras
Qué tipo de Plebiscito
Para responder a los argumentos de Carlos Peña sobre las elecciones, creo que corresponde comenzar con hablar sobre la propuesta de la nueva Constitución.
Nació, como bien podemos recordar, en el plebiscito que se acordó en 2020 con 78% de acuerdo, de organizar una nueva Constitución después del gran octubre y por ende elegir los y las responsables para esa obra. Aquellas personas, activistas en su mayoría, integraron a la propuesta una serie de demandas relacionadas con sus experiencias en los movimientos sociales que vivimos durante la década anterior.
Se rechazó, como también bien podemos recordar, esa propuesta en septiembre 2022. ¿Cómo fue posible el rechazo de una serie de demandas que nacieron de los movimientos sociales de los años anteriores? ¿La mayoría de la población no estaba “ni ahí” con los movimientos ni con los cambios?
Creo que uno de los grandes errores que cometieron los constituyentes fue no vincular lo “particular”, es decir, los problemas que tienen que enfrentar algunos, con lo “universal”, es decir con la desigualdad generalizada y los problemas que enfrentan la gran mayoría de la población.
No olvidemos que el estándar de vida de la mayoría de las familias del país en 2022 no había aumentado de su nivel en 2007, 15 años antes
Pero igual, algunos dicen que a la mayoría no les importa que los ricos son ricos, porque le echan la culpa por sus problemas a los narcos y los migrantes. Entonces, de 2022 en adelante esa mayoría estuvo convencida que las demandas de los constituyentes no tenían nada que ver con ellos y ellas.
Los y las constituyentes deberían haber repetido – hasta el cansancio --, que nos faltan buenos servicios de salud porque los ricos llevan la gran mayoría de la riqueza y nos dejan con poco. Igual cosa con la vivienda, los sueldos, las pensiones, la educación y la crisis medio ambiental. Pero parecía que cada minoría se cuidaba sola y no quería meterse en los problemas de los demás.
La Constitución y el gobierno Boric
Ahora bien, mientras los y las constituyentes no hablaban mucho de los ricos y la desigualdad, Gabriel Boric tampoco transmitía a cada rato ese mensaje. Boric no lo transmitía porque peleas sobre ese tema fundamental dificultan las negociaciones parlamentarias, y Boric y el Frente Amplio creen en la política parlamentaria.
Lo central de aquella política parlamentaria es que los diputados y senadores, alcaldes y otros,
hablan en nombre de, representan, a los millones de familias del país. No las
organizan, sino las
representan.
Convertir el proceso constituyente en un medio de organización de la mayoría de la población habría sido difícil, pero sin tener la política, la ideología, para relacionar lo particular con lo universal, ese proceso era mucho más difícil.
La pregunta central hoy es cómo avanzar cuando gran parte de la clase trabajadora no cree en “la izquierda” tipo Boric, y cree – por lo menos por ahora--, en las promesas de Kast.
Pero creo que hay unos temas que nos quedan claros. Frente a los tres pilares de la política de Kast – es decir contra la delincuencia y los narcos, contra los migrantes, y en pro del crecimiento económico, podemos hacer algo.
Primero, transmitir que no son los migrantes los que tienen la culpa por la falta de dinero en el país, sino son los ricos quienes tienen la culpa. Ese tema podemos repetirlo hasta el cansancio, por todos lados.
Por cierto, estar al lado de Kast contra los migrantes significa no estar en contra suyo cuando propone recortar los servicios sociales del Estado o pasar el financiamiento de la indemnización por despido de la empresa al mismo trabajador.
Sobre ese tema, un dirigente de una minera de hierro me envió un mensaje whatsapp sobre lo que pasa en el norte. Me dijo: “como mundo sindical estamos pasando por una desconexión de las bases respecto a la realidad país, y lo que de verdad significa ser parte de un Sindicato. El último resultado electoral nos revela que esta desconexión que te comento es crítica o muy grave”.
En otras palabras, que el impacto de la derecha radical ya ha impactado a los trabajadores organizados.
Secundo, que para aumentar los sueldos no hay que rebajar los servicios sociales del estado, porque muchas familias dependen en gran parte de sus ingresos a esos servicios. Y que, si trabajas más duro, es el patrón el que lleva gran parte de los beneficios. También podemos repetir y volver a repetir esas ideas.
Y tenemos que trabajar en ese tema, juntos. A la basura con el sectarismo y egoísmo. Cada activista tiene que hacer contactos con otros para, todos juntos (y juntas), formar una nueva generación de dirigentes.
Lo que es imprescindible en estos nuevos tiempos es que el trabajo mancomunado es esencial.
Aunque los debates y las discusiones ideológicas son esenciales, cada “tendencia” – y las sin tendencias -, podemos trabajar juntos y mezclados en la construcción de bases.
En esa obra compartida, podemos crear la fuerza que el gobierno de Boric debilitó. Sin esa obra unida y compartida, la molestia y el enojo que sienten millones de familias, van a seguir como fuerza motriz de Kast y su derecha radical.
En algunas comunas, dónde más trabajadores votaron por Jeannette Jara, podemos concentrar nuestras fuerzas y crear nuevos centros de organización base. En todas partes, podemos organizar a los vecinos para enfrentar, en forma mancomunada, a los “malos” del barrio. Pero todos juntos, porque muy bien sabemos que no tenemos cómo enfrentarlos solos y solas.
Formar organización, todas y todos juntos hoy día, es elemental para tener una vida más digna.
¿Qué piensan… con quienes puedes trabajar hoy?
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